viernes, 27 de junio de 2008

Dos Palomas

Dos palomas



Y entre anchas tierras, ancho mar separa
dos palomas que visten en su pecho
luengas flechas hermosas, y de hecho
su ser, cada paloma la acapara

mas bien, si cada paloma volara
presto como su flecha el ancho trecho
rompiendo el ancho mar y uniendo el lecho
otra sangré sería la que llorara

Y es nuestra distancia... la tuya y mía
la que a mi me separa, de mi mismo
pues sólo en pensamientos hay abismos

que tornen esta historia en fantasía.
veré el día en que ese valor asoma
y al fin volarán juntas, las palomas



Juan Palvic

miércoles, 18 de junio de 2008

El velero de un amante

El velero de un amante.



Iza las velas, marino
Que hoy sopla viento de popa
Y si la suerte me arropa
Hoy dormirás entre lino.

Mas es otro mi camino
Y otro mar, el que navego
Sus olas, se llaman “ruego”
Y su naufragio, “destino”.

Mi barco, bucles de fuego…
Que en esta sorna sin cura,
A más vida, más locura.
Pues entre amor anda el juego.

Y el timón, en la negrura
Del camino de este amante
Que ni polar, ni sextante
Llevan por ruta segura

Porque este noble almirante
De una flota de sentido
Transforma el gesto afligido
En escritura brillante.

¿Cuándo me torné en errante
De este velero curtido
Por los mares de este olvido
Y en las manos de este amante?




Juan Palvic

Respuesta a María

cuando llueven palabras desde cielo
ni es Dios, ni Alá, ni Sion... es mi María
que lanzando cariños desvaría
el curso de la línea de mi vuelo

y al ver, tanto sentido es cuando anhelo
mirar más a lo hondo, pues vería
rajar nubes, a golpe de poesía
lloviendo sus jirones en mi velo

no hay palabras, hay pasajes cortesía
del que mira en el cerro de mi esencia
desde el cerro del pasaje que quería

volar hasta el altar de tu presencia
no hay letras, hay miradas, pues sería
resultado del ser, omnipresencia



Juan Palvic

Nuestros caminos, jardines

Nuestros caminos, jardines



Si alza la flor alada el canto llano
Y llueve sobre ti, su voz morena,
Ojos, boca, pelo, piel… la vena
que da pulso a la esencia de mi mano

Azur pupila en ti refleja en vano
El amor y la desidia de la pena.
Camino en sí con lustros de condena
Que han nacido, en el fervor temprano.

Llegó la hora… tarde y mancillada.
Ya llegó… y no hay pulso en la rosa.
Marchitas yacen a su vera los jazmines

Mirándote al pasar, inmaculada.
Mantuvo antes mejor sabor mi prosa.
Tuvieron mejor cara mis jardines.


Juan Palvic

viernes, 6 de junio de 2008

En mis sueños

Pues los sueños, sueños son.
Y mis sueños tornan flora
Golpes de una embriagadora
Fuente de imaginación.

¿Qué son sueños? Sueños son
Y cuando mi mano llora
Lanza versos a deshora
Como dijo Calderón.

Mis sueños rebozan vida
Mi vida reboza drama
Mi drama nace en tu cama
Con tu penuria tejida.

Los sueños son mi guarida
Que es donde tengo a mi dama
Muriendo porque me ama
Lejos de cualquier herida.

Y si el sueño al tiempo mata
Y tus labios se congelan,
Tienen dueños que los velan
Con llanto de catarata.

Yo quiero vivir soñando
Pues en mis sueños no faltas
y no hubo cotas más altas
para quien te vive amando.


Juan Palvic

miércoles, 28 de mayo de 2008

Más allá de las estrellas

Más allá de las estrellas



De todos mis escritos y poemas
Ninguno antes logró trabar mi pluma.
Pues no puedo lograr que se consuma
El fuego con que a cada día me quemas

No puedo desatar estratagemas
Ni sé como arrancarme de esta bruma
Mas siento que tu esencia ya se esfuma
Más allá de mis ojos… de mis yemas…

Me sale el corazón en cada escrito
Y empiezo a navegar por las estrellas
Y al verte allí postrada al infinito,

Mis lágrimas se tornan las más bellas.
La vuelta es lo más duro de este tramo.
Voy solo y no contigo a quien yo amo…

Juan Palvic

lunes, 26 de mayo de 2008

El día que no nos amamos

No examinaba por cada segundo tus gestos, ni me tumbé al césped esperando lo imposible. No escuche un ruido y aguanté la respiración mientras le pedía a la luna que sollozaran las estrellas al ver la tensión del amor constreñido. No miraba de reojos para verte mirarme a escondidas. No disfrutaba a cada instante de tu preciosa cabellera, que llovía sobre tus hombros y ralentizaba tus gestos. No saltaba el pez en el río, bajo la luna, ni exaltaba nuestra atención,acercándonos peligrosamente. No nos miramos, ni respiramos tensamente antes de que no nosbesáramos. No fue lo más lindo que pasó hasta aquel momento, ni se me erizo el cabello al nosentir el calor de tus labios, al no sentirte nerviosa. Tu mirada no fue tan profunda como un estilete, con tus profundos ojos y tus delicadas cejas. Tus manos no se acercaron dubitativas hacia mi cabello, mientras que tu mirada no recorría desde mis ojos a mis labios, ni trataban de encontrar nuestros corazones en sus naturales espejos. No tomé aire para no mirarte fijamentey decirte que te amo. No cerraste los ojos para imaginar en un instante un futuro lleno de felicidad y romanticismo, de necesidad mutua y sacrificios por amor. No despertaste del sueñoy viste a tu caballero andante, mirándote profundamente con su celestial iris. No se tornó taciturna, mi mirada, al decirte que nada en este mundo nos separaría. No hubo un suspiro al son que se aguaban nuestras pupilas al no ver tanta maravilla. No desee morir algún día por ti, portu memoria. No rozamos nuestras mejillas en un hondo abrazo, ni sentiste mi calor al hacerlo… no se te escapó un suspiro en la oscuridad de tu mirar aquel instante, ni sentiste mi acelerado pulso,ni el tiempo corrió menguado para vernos y admirarnos. No nos miraban las estrellas, felices desu condición por ser testigos de tan bella historia. No cabalgaba el viento a contratiempo para traer el amor antes que la luna se tornara opaca. Y las luces de los puentes cesaran en su mirar. No sentimos el cielo desde el suelo al conectarnos con la aurora, cuando no estaba en nuestras mentes en lanzarnos al desboque. No recuerdo como la brisa encendió nuestras almas, como el amanecer esperaba ansioso por recibir el paso de nuestros besos. No latía en nuestras sienes el concepto del sentido. No prometí seguirte, dar sentido a tu locura, encender tus noches. No despertamos, exhaustos, fundidos, atravesados por rayos que se tornaban acusadoras lanzas del sol. No juramos morir juntos, vivir juntos, no decidimos vivir el uno por el otro, vivir una eterna luna de miel. Nada de eso pasó aquel día. Pero ambos lo queríamos. Y seguirá pasando día tras día más allá de donde es capaz de llegar el tiempo, y donde todo es realidad. En mi corazón y mi cabeza.


Juan Palvic